21/11/11

¡QUÉ VUELVA EL FÚTBOL DE LA CALLE!

Artículo escrito por Óscar García (Periodista de MARCA) en la web www.jugandodecinco.com

El fútbol sala es considerado todavía en muchos sitios como un fútbol en pequeño. ¡Y lo que nos queda para quitarnos ese sambenito! Aún me chirría cuando voy a ver un España-Eslovenia, por ejemplo, y me encuentro con un portero con guantes de fútbol, clavaditos a los que llevaría Víctor Valdés, por ejemplo.
Pero no sólo me encuentro con eso. Además de un pabellón casi vacío (¡qué pena!), veo a una selección, la eslovena, que ha puesto en muchos apuros a la española. No son malos técnicamente, pero lo más destacado es que han evolucionado mucho tácticamente, además de ser fuertes en lo físico. Vi a nueve jugadores de campo muy disciplinados, pero que me hacen pensar en qué se ha convertido este deporte o en qué se está convirtiendo.
Fueron todo corrección. Buenos movimientos, orden, disciplina... nada que objetar según la pizarra. Pero yo eché mucho de menos la esencia del fútbol sala: el fútbol de la calle. En 40 minutos no recuerdo ver ni un intento de regate, ni un intento de algo espontáneo. Y no sólo en Eslovenia.
El fútbol sala, nuestro fútbol sala, cada vez está más robotizado. Toco y me voy, toco y me voy, toco y me voy... Perfecto para los entrenadores, soso para los espectadores. Cada vez echo más en falta a esos jugadores incorrectos, esos Paulo Roberto, que eran capaces de levantar al público de las gradas y también de dejar vendidos a sus compañeros con un error de bulto al intentar una genialidad.
Y no es porque no salgan jugadores así. Llegar a la altura de Paulo es muy difícil, casi imposible, pero salir jugadores así, salen. Pienso en el Burrito o en Antoñito, de Caja Segovia, por ejemplo. El primero se atrevió a tirar un caño a Schumacher en uno de sus primeros partidos televisados. Al segundo le vi en la Copa juvenil de Cuenca ganar, junto a otros 'incorrectos', a un correctísimo Lobelle. O en Batería, una de las apariciones de este año. "No defiende", me dice una buena amiga. Tiene razón, pero a mí, personalmente, no me importa mucho. Prefiero quedarme con su descaro. Ya aprenderá. O no, qué más da.
La disciplina táctica, sin duda, es fundamental, no me entiendan mal los entrenadores. Jugadores como Julio García, Eseverri o Álvaro Aparicio son imprescindibles. Han dado y siguen dando toneladas de lecciones. Pero no todos deben ser así, al igual que no todos deben ser Paulo Roberto.
El fútbol sala se ha hecho grande con esos dos estilos: el correcto y el fútbol de la calle. No nos tienen que robar ninguno de los dos. Sin el primero, los partidos serían un caos, un correcalles. Sin los segundos, los pabellones se nos vaciarían. En los patios de los colegios, en las plazas, con pocos espacios, con obstáculos, germinó el fútbol sala. No lo matemos.